Y como del dicho al hecho hay mucho trecho y como el hecho ya transcurrió vamos a valernos del dicho para resumir grandes actos y pequeños acuerdos, entre el escritor y su historia, entre su memoria y su olvido, entre tu y yo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

SENTIMIENTO VS. CONDICIÓN.


No apto para cardíacos, románticos o religiosos confundidos.

“Si no está contento con su vida, hay algo radicalmente equivocado en usted.”

“Dime lo que sientes, pero dímelo despacio para poderlo corregir”

Al hablar de sentimientos, tenemos por obligación, que hablar de la inhibición de ellos. No total, sólo parcial, moderada y en situaciones específicas. Personalmente, me parece estúpido bloquear lo que sientes, eso no es supervivencia. Pero por otro lado, es de ignorantes no meterle razón a tus sentimientos, eso no es ser Superhombre.

Si de felicidad hablamos –la cual es tan relativa y reactiva como la unión del agua y el aceite-, sabremos que los actos, más no los sentimientos son los que nos hacen estar alegres, ya que estos últimos, son consecuencia de los primeros y siguiendo en ese orden de ideas, vemos que la felicidad está ligada no a ti, sino al que te la proporciona, lo cual creo es una de las cosas más absurdas que muchos tienden a confundir. No se puede sentir por alguien más lo que no has sentido antes por ti. Por eso es que a veces, no conocemos el amor. Y ese amor que tú sientes hacia alguien que te hace ‘feliz’, no es más que conformismo y capricho, si esa felicidad y ese amor, no comenzaron primero dentro de ti. Ser feliz no es ser aprobado y aceptado por un agente externo –eso es ilusión-. Ser feliz es ser libre y confianzudo, sin importar el agrado o rechazo de otros. Pero como hasta para cagar hay reglas, por consiguiente, no somos completamente libres, o sea, la felicidad es más transparente que el Papa.

Al momento de discutir sobre lo que podemos o no decir, sentir y pensar, o sea, qué podemos censurar y qué podemos divulgar, sólo diré que la persona que no quiera ser criticada, halagada, insultada, respetada o herida, sencillamente que no muestre su verdad, pues no tendrá carácter para aceptar lo que siente y piensa ante otros que están en desacuerdo. Será como aquél cubo de hielo que no se derritió en una nevera sin electricidad: inservible, falso, sin opinión y muchos gases –o sea, miedos- dentro de sí.

Algunas religiones nos han inhibido tanto, que por sobre todas las cosas, sólo puedes sentir temor divino y tienes que comportarte según las normas que ÉL estableció, anulando así cualquier clase de personalidad más amplia que una bolita de cristal y formando creyentes por conveniencia. A veces, me pregunto si el clero del Medioevo se sentía inhibido al tomar el dinero del pueblo para saciar sus barrigas grandes y gordas, y me respondo: NO. Se sentían felices porque hacían lo que querían, a la hora que quería, con quién querían y por donde querían, porque ellos estaban protegidos por la ley de la ingenuidad.

Retomando un poco la idea inicial, el sentimiento es el resultado de una emoción, a través del cual, la persona que es consciente tiene acceso al estado anímico propio. El niño que es amoldado en su infancia, al crecer seguirá sin salirse del mismo plástico en el cual fue metido. Por el contrario, un niño que disfruta su infancia, actuando como tal, descubriendo y explorando, cuando grande será libre de decidir y ser capaz de diferenciar entre ser normal y ser saludable. Eso de que sólo las niñas pueden expresar libremente sus sentimientos son patrañas y telarañas que nace como modelo social para diferencial lo masculino de lo femenino. Pero ciertamente, un hombre que no es capaz de expresar lo que tiene adentro, generalmente es un reprimido, homosexual, acompañado de difusión eréctil con un toque de inconformismo social o simplemente es un caucho. Todos los problemas psicológicos están ligados al mal manejo de sentimientos. No sabemos expresar sentimientos positivos ni negativos.

Aunque Viktor Frankl nos invita a dejar detrás todo lo que nos inhibe, creo que su finalidad verdadera es la de balancear moderadamente lo que sentimos y lo que actuamos. El balance llega hasta donde saludablemente nos sentimos infelices en nuestros propios límites, o sea, sin necesidad de agravar a otro confundido que sólo especula de lo que siente pero que no tiene la verdad absoluta de lo que es. Encarar el mundo exige emoción y determinación propia a fin de dejar el niño atrás y darle paso al adulto. Hay que decirle NO a la hipocresía emocional.

lunes, 15 de agosto de 2011

Mi Caldero.


¿Por qué tenemos que marcar todo? Monista, dualista, cristiano, católico, bohemio, bucólico, heterosexual, conservador, etc; nos hemos puestos tantos títulos que al final dejamos a un lado lo que realmente somos, los que nos gusta y la capacidad que tenemos de argumentarlo. Que si el cuerpo perece, el alma va a Dios, o poniéndonos románticos, que el alma vive encerrada y presa por un ogro lleno de pasiones carnales que la malgastan y la deterioran hasta que sus propios deseos la liberan.

Desde mi punto de vista, el alma no es más que los simples ‘pensamientos’ de un individuo en un universo llamado ‘mente’, pasando por su vía láctea denominada ‘conciencia’. El cuerpo, por otra parte, tiene un inicio biológico (me empeño en creer), que con el paso de los años se va consolidando, hasta que llega a su senectud y pronta muerte, a menos que seas Superman y vivas por siempre. El alma no puede existir sin el cuerpo, y el cuerpo no puede sobrevivir sin el alma. El alma es como esa energía que toman los electrodomésticos de los tomacorrientes para poder funcionar. Pero esa energía no puede ser útil, a menos que tenga un vehículo (o sea, un cuerpo) por el cual pueda ser conducida.

Pero el hombre no sólo piensa, también siente, y nos vamos entonces, a la discusión del saber, querer y poder: Si sabes y quieres, puedes. Si puedes y quieres, sabes. Si sabes y puedes, ¿quieres?
¿Qué te pide el cuerpo? ¿Qué te pide tu mente? ¿Qué te piden al mismo tiempo? ¿Por qué tengo esas ganas de tomar un Shot cuando debería tener ganas y postura para estudiar? ¿Será que el cuerpo me habla? ¿Será que me dice: ‘ven, libérate del estrés’? ¿Por qué mi conciencia no me deja hacerlo? ¿Qué hay con lo que pueda pasar después?

Sin desviarnos del tema, la mejor palabra para describir al ser humano, sería la palabra ‘caldero’. Sí, un caldero donde se mezcla todo lo que se te pueda venir a la mente y que de alguna u otra forma, conviven hasta que ya ese caldero no sirve más.

Entonces, amigos calderos, no se avergüencen de la mezcla que son, pero sí sepan qué ingredientes tienes y para qué pueden usar cada uno, sin afectar los otros.

miércoles, 20 de julio de 2011

Don't say Goodbye


-Me siento todo nuevo, otra vez, ¿sabes?
Me elevo en la corriente de mi amor, nacido de esta lluvia de Luz. Lleno de ti... y perdido. Y al estar ahí, perdido en ti y conmigo, la Luz llega a mis ojos, y se convierte en miradas del espejo de mi alma. Ahora estoy unido una vez más, y cierras la puerta, sin decir adiós, tal como me gusta.


Feliz cumpleaños :)

viernes, 4 de marzo de 2011

Memorias.


Juan used to tell me many stories. He told me stories about life, about pain, love, sex, about family and friends. Stories he heard before from people he barely knew.

Un día, Juan me contó una historia sobre una pareja. Era la historia de dos amantes. Dos amantes que se unieron una noche buscando algo más que amor; eso no les importaba. Sólo querían compañía. Y qué mejor compañía que la de un extraño que pretende escucharte cuando en su mente te imagina en todas las posiciones mientras muerde sus labios y saborea una cerveza, frunciendo el ceño y tratando de parecer interesado en lo que dices, pero con ese toque perspicaz y coqueto que no puedes dejar de observar.

-Los amantes no se enamoran, Javier. O por lo menos, no con el corazón. Los amantes sólo buscan perderse en los sabores del amor carnal- me susurró Juan.

-Esto es amor- me decía, mientras inclinaba mi cabeza y rosaban mis labios con los suyos. Luego me tumbó a la cama y apretó sus caderas contra las mías, empuñaba mis manos y tocaba agresivamente mi cuerpo seducido y decía -esto es pasión, ¿ves la diferencia?-

En aquel momento la noté y no me importó. Ahora la evoco, aunque ya no la recuerdo. En ese instante me valía madre mi existencia, no la de nosotros. Con saber que él moría por mí, me bastaba.

La historia continuó, los amantes tomaron sus cervezas mientras pretendían escuchar y definían conquistar. Ambos sabían a qué iban pero no sabían cómo llegar a ello, ya que las palabras y pensamientos del otro se parecían tanto a las suyas que más que fascinados, iban quedando confundidos y alterados porque ninguno quería caer, pero no paraban, querían ver hasta dónde podían llegar sin involucrar los sentimientos, los malditos sentimientos que en este caso, lo hubiesen podido dañar todo.

Sus palabras eran como lenguas. Palabras húmedas con un doble sentido excitante, palabras puntiagudas y fugaces. Eran palabras mordidas y palabras no dichas, palabras que sólo la piel podía descifrar.
La noche iba pasando, el alcohol se iba perdiendo y las miradas se iban agudizando. Mientras llegase el sol, serían invisibles a ojos de otros, pero totalmente reales, a los ojos en que se reflejaban.

La conversación terminó y las ganas se saciaron en un árbol detrás del bar. Gemidos, caricias, mordiscos, lamidas y nalgadas se podían apreciar. Una noche de pasión que ninguno olvidaría, pero que no repetirían. Luego de acabar y vestirse, sonrieron, uno picó el ojo, y el otro emprendió la marcha a su pronta realidad. Desfogue de energías y pensamientos aún se siente en aquél árbol. El valor del sexo sin compromiso que sólo los amantes pueden comprender…

La historia terminó, y Juan me acarició y me besó. Yo me levanté y le dije- lo siento, debo irme. Tengo que contar la historia de dos enamorados que hacen promesas al viento y hacen el amor en vez sexo. Debo contar la historia dos enamorados… que no se han conocido aún…-


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Esta entrada la escribí para celebrar los 3 años del blog de un gran amigo, cómplice y escritor.
A @elbayabuyiba, mis mejores deseos.

lunes, 10 de enero de 2011

Para No Decirte Adiós.


Cerré la puerta de otra fría habitación y aunque se me paró el reloj deben ser ya más de las dos. Otra ciudad con otro nombre que no puedo recordar y en mi bolsillo dos palabras que no supe utilizar. Me pudo el miedo y no me supe defender, puedes llamarlo cobardía o simplemente poca fe. Se volvió a pasar mi turno y no sé si fue esta vez
por pasarme de la raya o por no saber beber.

Y no me dejaste otra opción que arrancarme la piel y aguantar el dolor. Y no escuche al corazón, si borré de mi memoria el recuerdo de tu voz. Me marche sin hacer ruido para no decirte adiós...

Cerré la puerta de otra fría habitación. Nueva ciudad, distinto hotel y yo clavado en tu canción. Entre acordes sin sentido otra vez se me olvidó, que a partir del cuarto Whisky, se le va la inspiración. Y aunque no seas tú mi única droga, y aunque no me tomara esa última copa, no he podido dejar de pensar en tu boca, ni he perdido las ganas de quitarte la ropa.

Yo borré de mi memoria el recuerdo de tu voz y me marche sin hacer ruido, para no decirte adiós...