Y como del dicho al hecho hay mucho trecho y como el hecho ya transcurrió vamos a valernos del dicho para resumir grandes actos y pequeños acuerdos, entre el escritor y su historia, entre su memoria y su olvido, entre tu y yo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Mi Caldero.


¿Por qué tenemos que marcar todo? Monista, dualista, cristiano, católico, bohemio, bucólico, heterosexual, conservador, etc; nos hemos puestos tantos títulos que al final dejamos a un lado lo que realmente somos, los que nos gusta y la capacidad que tenemos de argumentarlo. Que si el cuerpo perece, el alma va a Dios, o poniéndonos románticos, que el alma vive encerrada y presa por un ogro lleno de pasiones carnales que la malgastan y la deterioran hasta que sus propios deseos la liberan.

Desde mi punto de vista, el alma no es más que los simples ‘pensamientos’ de un individuo en un universo llamado ‘mente’, pasando por su vía láctea denominada ‘conciencia’. El cuerpo, por otra parte, tiene un inicio biológico (me empeño en creer), que con el paso de los años se va consolidando, hasta que llega a su senectud y pronta muerte, a menos que seas Superman y vivas por siempre. El alma no puede existir sin el cuerpo, y el cuerpo no puede sobrevivir sin el alma. El alma es como esa energía que toman los electrodomésticos de los tomacorrientes para poder funcionar. Pero esa energía no puede ser útil, a menos que tenga un vehículo (o sea, un cuerpo) por el cual pueda ser conducida.

Pero el hombre no sólo piensa, también siente, y nos vamos entonces, a la discusión del saber, querer y poder: Si sabes y quieres, puedes. Si puedes y quieres, sabes. Si sabes y puedes, ¿quieres?
¿Qué te pide el cuerpo? ¿Qué te pide tu mente? ¿Qué te piden al mismo tiempo? ¿Por qué tengo esas ganas de tomar un Shot cuando debería tener ganas y postura para estudiar? ¿Será que el cuerpo me habla? ¿Será que me dice: ‘ven, libérate del estrés’? ¿Por qué mi conciencia no me deja hacerlo? ¿Qué hay con lo que pueda pasar después?

Sin desviarnos del tema, la mejor palabra para describir al ser humano, sería la palabra ‘caldero’. Sí, un caldero donde se mezcla todo lo que se te pueda venir a la mente y que de alguna u otra forma, conviven hasta que ya ese caldero no sirve más.

Entonces, amigos calderos, no se avergüencen de la mezcla que son, pero sí sepan qué ingredientes tienes y para qué pueden usar cada uno, sin afectar los otros.