Entonces miré por la ventana del carro y pude apreciar la escena mas romántica que habia visto en el día:
Una pareja de drogadictos sentados una de las esquinas de una casa. Trataban de acomodarse y alejarse del frío con una cobija rota y desgastada.
Estaban fumando algo, eso era de saber, pero él dejó de fumar su parte para darselo a ella. Ambos se abrazaron e intentaron dormir. Y dije: 'Yo quiero tener a alguien asi'.
Hasta que el semáforo cambio a verde y esa pareja quedó en mi completo olvido el resto de la tarde.
Era un día muy amarillo, como si el sol hubiese dejado su color en la tierra la noche anterior.
Mientras caminaba ví a una mujer de la mano de su hijo, y me pregunté: '¿Qué estará haciendo mi madre?'
Después miré hacia mis pies y vi un papel que decia: 'cómo ser feliz'. Y me dije a mi mismo: 'Estas son la clase de mentiras que la gente paga por escuchar.
Nadie nos puede decir como ser felices o cómo estar conformes con nuestra persona. Nadie tiene la receta correcra.
Cada vida es independiente de otra. Cada vida es una pieza de barro diferente de las demas a la que hay que moldear hasta llegar a una armonía.
Mis problemas no son los mismos de aquel señor sentado en aquella banca, y aun así nos dirian qué hacer para encontrar una paz interior.
¡Por favor! ¿Paz interior? Claro que creo en ella, Pero, solo me dirian como camuflar la realidad, como vivir en un cuento en el que yo estoy a cargo del reino.
Eso no es 'paz interior', tampoco es 'felicidad', eso sólo es un juego mental. ¿Cómo la gente puede jugar con la mente de otros?'
Sí, la tarde se volvió azul. El frío me abrazaba y la gente seguía su camino. Sólo admiraba la ciudad, de hecho, tenía muchas cosas por decir, sentir y pensar, pero cada una se fue con el pasar de los minutos.
El gris de las nubes oscurecieron mi alrededor y me sentí tan felíz entonces. Era como si estuviese solo entre la multitud, veia mi pasado en la otra esquina, como una novela gráfica, veía mi futuro nublado en un cartel de publicidad
y veía mi presente en mis pies. Tal vez sea ciego al perseguir el destino, aunque no creo en él, tal vez sea mudo por no liberar mis pensamientos de mi mente y tal vez sea sordo por analizar cada persona sin dejarle una gota de originalidad, pero soy yo y con eso me basta.
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